Hemos perdido la felicidad

Nos cuesta pintarnos la sonrisa por la mañana. Las prisas, los atascos, un trabajo que no es el que habríamos deseado o por el que no se nos paga lo suficiente, la ausencia de trabajo, problemas económicos, los nuestros, los de nuestra familia y así podríamos seguir casi hasta el infinito, hacen que dejemos nuestra sonrisa tumbada junto a la almohada en pleno letargo. Porque sí, hemos perdido la felicidad. Sé que es una afirmación excesivamente generalista y algo catastrofista, pero de verdad lo creo y voy a explicar por qué. 

¿Cuántas veces al día nos apetece sonreír? ¿Con cuántas personas nos cruzamos al día que nos provocan sonrisas o que llevan una pintada en sus caras? Cada vez menos. Estamos más preocupados por sobrevivir a nuestro día y a nuestras circunstancias que por ser felices. Con sobrevivir nos basta. Ahora no tenemos tiempo para pensar en otra cosa. Ya seremos felices cuando tengamos tiempo de no preocuparnos por nada. Error. Por supuesto que es un grave error porque al final, ya lo dijo John Lennon, "la vida es eso que pasa mientras tú estás ocupado haciendo otros planes". No puedes vivir esperando eternamente a que algo cambie porque el reloj no espera. No te espera a ti ni espera a nadie. 

Hemos perdido la felicidad, insisto, y posiblemente tengamos que esforzarnos más que nunca para localizarla y volver a guardarla en el cajón de nuestra vida. Y no, no vale con encomendarnos a San Cucufato, tenemos que poner de nuestra parte. La felicidad está en las pequeñas cosas. Qué frase tan manida y cuánta verdad encierra. Empecemos por localizar y disfrutar las pequeñas cosas de nuestra vida que nos provocan, aunque sea tímida, una sonrisa. Ese es el principio de la felicidad. Hagamos por sonreír, aunque el día sea gris, porque creo firmemente en el poder de la sonrisa. Sonriamos, aunque no tengamos ganas, aunque estemos fingiendo, porque al final del día lo haremos de manera inconsciente y entonces habrá valido la pena. La sonrisa atrae la felicidad y ésta puede estar en cualquier esquina. ¿Queremos que nos pille con el ceño fruncido?

Hoy ha sido Mafalda, la maestra provocando sonrisas, la que ha inspirado esta entrada. Ella, sin saberlo, un día me hizo muy feliz y espero poder contaros esto más adelante. ¿Que os parece si empezamos hoy a desentonar con todo el mundo poniéndonos una sonrisa en la cara?



NOTA: Sobre el tema de la sonrisa y de su poder en el día a día hablo también en un capítulo del libro Emociones Laborales. ¡Qué importantes son las sonrisas en el entorno laboral! 


Comentarios