Hace suficiente tiempo

Hace tiempo que no estábamos así, frente a frente, a solas, separados únicamente por dos copas con los restos de lo que sólo una hora antes habían sido dos cubitos de hielo, demasiado grandes para mi gusto. Hace tiempo que no nos mirábamos a los ojos con la única compañía del silencio, un silencio roto de tanto en tanto por nuestra respiración cada vez más agitada, entrecortada. 

Hacía ya demasiado tiempo que no mirábamos a través de nuestros ojos, que no inspeccionábamos nuestro interior por ese agujerito que dejan unas pupilas tremendamente dilatadas. Hace tiempo ya, mucho o poco, no lo sé, pero hace tiempo. Tiempos de espera, de sueños, de mensajes en el aire, de silencios incómodos, de lágrimas ahogadas en compañía y también en soledad. Tiempos de incertidumbre, de celos, de búsqueda de consuelo, de ánimos ahogados, de abrazos de otros. Tiempo de vida en un compás de espera. 


Ahora que estamos así, con el alma desnuda, no sé por dónde empezar. Quizá espero que tú rompas el hielo sin darme cuenta de que éste hace tiempo que espera deshecho. Busco las palabras pero al mirarte se ahogan, se esconden en una garganta que lucha únicamente por respirar. Qué decirte cuando nada tendrá sentido o cuando tendrá tanto sentido que asustará. 

Respira. Tranquila. Respiración pausada. Oxígeno. Un nuevo intento. 

Tengo que confesarte... No, no puedo. Lo siento. Tu boca se mueve inquieta. La mueca. Esa mueca que siempre me gustó, este gesto tan tuyo de confusión. La mueca que tiempo atrás siempre terminaba en sonrisa hasta hacerse beso. Cuántos recuerdos en cada gesto. Como aquella vez en la que la noche se hizo día en un simple parpadeo. ¿Recuerdas? Cuántos minutos nos faltaban en cada hora que pasábamos juntos. Maldito reloj que se apresuraba por llamar al amanecer.


Ese mismo reloj que ahora no espera, que suma inquietud en este momento de tensión contenida. Vuelvo a intentarlo. Ya puedo...  

Tengo que confesarte que siempre estuve en cada paso que dabas, que traté de levantarte de cada caída que tuviste en el camino que te separaba de mí. Te vi alejarte pero estuve siempre mirándote de lejos. Fui testigo de ese momento en el que dejé de ser la única entre las sábanas de algodón que tanto se arrugaban y que eran nuestras, testigos de la historia que nunca tuvo que haber acabado. Celebré contigo, sin que lo supieras, tu ascenso. Vi como cumplías tu sueño aunque nunca pude darte el beso interminable que te prometí aquella tarde de verano en la que compartimos paseos por la playa. Tuviste tu beso, eso sí, y nunca supe si me alegró o me partió el alma. 


Siempre he estado contigo, sin miedo a parecer una loca, porque siempre he sabido que mi vida era contigo aunque fuese desde el gallinero del teatro que acogió nuestra primera cita. 

Ahora puedo decirte que seguiré acompañándote, siempre que tu me dejes, y quiero que lo hagas tú también. Quiero que también seas testigo de mis éxitos, de mis fracasos, de mis risas y de mis lágrimas. Quiero que compartas conmigo esta nueva vida, que le conozcas, que conozcas un mundo construido a base de esfuerzo y que hoy, orgullosa, puedo decir que huele a futuro. Quiero que podamos llamarnos sin dolor, sin resentimiento y sin pena. Reírnos sin culpa. Llorar de alegría como siempre hicimos juntos. 

Hoy quiero confesarte que te necesito. El tiempo ha vuelto a cruzarte en mi camino. ¿Lo andamos juntos?


"Y aunque no siempre he entendido mis fracasos, en cambio sé que en tus brazos el mundo tiene sentido"
(Mario Benedetti) 

Comentarios

  1. ME ENCANTA, VAYA TANDEM LITERARIO HACEIS.....

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Prado!!!! Aprovecho para desearte un muy feliz 2017. Nos vemos muy pronto. Besazo.

      Eliminar

Publicar un comentario