Dueña de tus palabras

Las mismas palabras. Esas palabras que pronunciabas mirándome a los ojos, que eran mías. Las mismas palabras son las que ahora han tomado el desvío equivocado en el cruce de caminos. Ya no llegan. Te equivocaste al escribir la dirección. Quizá no. Sólo sé que el camino que lleva a mí ya no alberga las palabras que me hacían sentir ÚNICA: Unida a ti. Nerviosa (sí, por qué no). Importante. Capaz de todo y Absolutamente enamorada. 

Esas palabras se han perdido en un desbarajuste de líneas, de caminos sin retorno, de vías muertas de tren. Ellas, rebeldes, se han alejado de lo que marcaba el guión, de ese cuento de hadas con final feliz en el que los protagonistas se amaban en éste y en otros tiempos. Las palabras que un día me dijiste ya no forman parte de este cuento, de nuestro cuento. Ya no son las que escribimos juntos. 



Esas mismas palabras ahora son el comienzo de otra historia de dos en la que no cabe una tercera persona. Me quedo en mi parte del cuento junto al rótulo que indica el FIN. Tres letras que, sin duda, me acompañarán hasta que los recuerdos pesen más y pueda volver a sentirte pensando en mí.

Hoy tus palabras ya no me pertenecen. Así es el destino, supongo. Así es la vida, dicen otros. Tampoco tu corazón, y eso duele todavía más. Palabras que ahora sí que se ha llevado el viento, que se han perdido entre tanta ventisca. Palabras que se han encontrado entre otras cuatro paredes. En otros ojos. En otra cama. En otra vida. 

Ya no soy la dueña de tus palabras. Tampoco tú eres dueño de mis recuerdos. En ellos, seguiré siendo la princesa de tu cuento. Seré, y eso es para siempre, la dueña de las palabras que componen la historia que escribo desde el primer llanto, la primera sonrisa, la primera decepción y también la primera carcajada. 

La historia de mi vida no tiene dueño. Esa es sólo mía. 


"Las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma"
(Julio Cortázar)

Comentarios

  1. Que nada te quite el sueño, ni siquiera el miedo a sentir miedo, porque sólo tu voz y tu sonrisa contra el olvido, te harán dueña de tus palabras. Un resumen de tus últimos artículos con connotaciones tristes pero llenos de optimismo. Preciosos, Marta. Un saludo!

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