Hoy habla el silencio

Hoy me siento junto a ti buscando el silencio. El ruido de la calle no cesa, es un continuo ir y venir de coches, de motos, alguna que otra sirena de fondo... pero a esos sonidos, al final, te terminas acostumbrando. No, no es ese silencio el que hoy busco junto a ti. No busco mutear la vida, no quiero callar esas risas despreocupadas que se cuelan a través de la ventana, ni ese llanto de quien pide los brazos de una madre.

Hoy lo que quiero es que cesen las voces mudas que, sin descanso, me acompañan. Esas que no necesitan aire para pronunciarse pero que, sin ser audibles, te taladran. Son voces que se repiten una y otra vez, una y otra vez, que no callan, que no paran, que no se cansan pero que cansan. Voces que agotan.



Qué difícil es encontrar refugio en el silencio cuando vas arrastrando un coro invisible a tu espalda. Qué complicado escuchar la vida cuando tu altavoz interno no te deja prestar atención. Te gritan constantemente, te castigan y te obligan a recluirte en un silencio ficticio. Te obligan a dedicarles tu tiempo, a pararte junto a ellas en una estación imaginaria de oscuridad y miedos. Porque, seamos sinceros, esas voces, las tuyas, las mías, no ayudan. 

Son voces caprichosas que aparecen sin llamarlas para cambiarte la perspectiva de un momento. Son voces incómodas que te arrastran hacia un terreno, que rara vez es el tuyo... o no debe serlo al menos.



Hoy me siento junto a ti buscando un soplo de aire que me traiga el silencio y que me deje verme a través de ti, a través de tus ojos. Busco el silencio porque en él están las respuestas y busco callarme para poder escucharte de nuevo. Ya sin gritos. Ya sin miedos. 

Hoy te escribo buscando un descanso, que se callen las voces y que hable el silencio. 



"Silencio, que se calle el aire, que quiero escuchar esos versos de nuevo en tus labios"
(Silencio, Alejandro Sanz) 

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