Un año más

Llega un día en la vida de todos en el que toca soplar velas, sumar experiencias, celebrar la vida. La vida, ese regalo que a todos nos hacen al nacer con la única condición de exprimirla, aprovecharla, vivirla. Ese regalo que pocas veces valoramos lo suficiente cuando todavía estamos a tiempo. Y es que, en ocasiones, qué complicado se hace despojarte de tu día a día, del estrés, de los agobios, las obligaciones... cuando la única obligación que tenemos es la de vivir como si no hubiera un mañana. Porque, amigo, llegará un día en el que no habrá mañana y sólo quedará lo que hicimos ayer, lo que hayamos hecho hoy, lo que estemos haciendo en este mismo instante.



Vida y tiempo no perdonan. Pasan, van pasando, como un tren que no para en un trayecto sin estación. De nosotros depende disfrutar del paisaje y de las sorpresas que nos brinde el viaje.

Un año más, una nueva oportunidad para sumar. Y es que, sin quererlo, me he hecho grande. Ahora tengo que pensar como lo hacen "los mayores" aunque en el fondo quiera seguir siendo la niña risueña y despreocupada que corría por la arena virgen de una todavía desconocida playa. Me hago mayor, aunque la niña que aún duerme conmigo siga soñando convertirse en la mujer que siempre quiso ser: fuerte, valiente, decidida. Sí, todavía sigo soñando con mirarme al espejo y ver a esa mujer de los sueños.



Sigo siendo esa niña aunque a veces su cara se confunda con la que vendrá, si tiene que venir, cuando tenga que venir. Porque me hago grande y al hacerse uno grande espera que el niño que lleva dentro siga viviendo en quienes irán ocupando las habitaciones aún vacías de un piso ahora para dos. Al hacerte grande te descubres decidiendo tú mismo la ubicación de una mesa o el color de las cortinas, si la pared la dejas en blanco o le das un tono beis, si tu armario será el de la derecha o la izquierda. De pronto pasas de vestir a tus muñecas con los coleccionables a buscar un bonito vestido blanco que te acompañe al altar; de jugar con tus amigas horas enteras frente a un radiocasete a vivir de ello o de colgar una piñata rellena de caramelos en tu fiesta de cumpleaños a invitar a unas cañas mientras tomas conciencia de lo rápido que pasa el tiempo viendo cómo crece el primer bebé de tu grupo de amigos.



Y así, un año más de una vida todavía por vivir, por disfrutar, por exprimir. Hacerse grande también es poder celebrar la vida, brindar por lo que está por venir.


¡Brindemos por ello! 


Seguiré bailando solo... 

Comentarios

  1. Gracias, Marta, por estas palabras. Hay momentos en la vida que necesitas encontrar al menos alguien que sea capaz de expresar lo que una no puede o no sabe... Gracias por ser capaz de transmitirlo por las dos.

    Feliz (atrasado) cumpleaños :)

    ResponderEliminar
  2. Así es, llegará un día en el que no exista un mañana y lo importante es darse cuenta de ello. Muchas gracias por hacernos reflexionar sobre algo tan importante como el tiempo, algo en lo que haces hincapié en tus posts.

    Que tu voz, tu risa y tu forma tan bonita de ver la vida sigan presentes en ambas versiones de ti misma, la niña risueña y despreocupada y la mujer que siempre quisiste ser.

    Felicidades (también atrasadas) por tu cumpleaños!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario