Instantes de vida

Hay días en los que no tienes tiempo que perder y otros en los que te gustaría perderte en el tiempo. También hay lugares donde desearías que el tiempo volara y otros en los que lo sientes detenerse. Lugares que te invitan sencillamente a disfrutar. Disfrutar con los cincos sentidos. Sentir las maravillas que el mundo nos ofrece y ante las que nos ponemos una venda. El tiempo, o la falta de tiempo, se convierte en la venda tupida que nos impide apreciar lo que la vida nos ofrece. Qué ciegos estamos. 

Detrás de ese trozo de tela oscura está muchas veces el mar, azul en todas sus gamas, bravo o en calma. También está el aire rozando nuestra piel, moviendo nuestra melena y a veces hasta acariciándonos el alma. Está el sol que ilumina nuestro rostro y colorea nuestra piel, que nos da vitaminas. Detrás del paño que cubre nuestros ojos a diario también están los pinos altos, vedes, robustos que oxigenan y limpian el aire que recorre nuestros pulmones. Están los pájaros que vuelan libres de rama en rama o sorteando acantilados. Están los peces grandes, pequeños, solitarios o agrupados en bancos. Están tantas y tantas cosas. 


Detrás de la tela de la prisa, el deber, la obligación, la necesidad, el día a día... está la vida. Vida para vivirla, para disfrutarla y exprimirla al máximo. Vida para maravillarnos con ella, para sentirla y, por supuesto, para respetarla. Esto último que no se nos olvide, por favor.

De vez en cuando hay que perderse en el tiempo, ese que no da tregua, que no descansa y que pasa sin piedad. En ocasiones es necesario perderse entre sus segundos y sus minutos para empaparse de vida, para respirar y coger impulso. También para reflexionar y conectar con uno mismo. Qué complicado parece y qué necesario también. Nos olvidamos en nuestra frenética vida de nosotros mismos. Nos limitamos a mirarnos en el espejo y comprobar que todo sigue ahí: nuestros ojos (casi siempre con ojeras), los pliegues de la frente, los dientes perfectamente blancos, el cuello de la camisa impecablemente planchado. Pero, ¿qué pasa con lo que el espejo no puede reflejar? Nos olvidamos de mirarnos bajo la piel y de atender las necesidades de lo que somos. 


Hay lugares con espejos especiales, espejos en los que el único reflejo importante es el de nuestra alma. 

Busca esos lugares y disfruta de ellos... aunque sólo sea un instante. 

Instantes de vida. 


"Ella se convirtió en agua frente al mar y se fundió con el paisaje"
(#microrelato)

Comentarios

  1. Es inquietante la percepción que tenemos del tiempo, ¿verdad? Un mismo período temporal puede pasar volando o hacerse eterno en tanto en cuanto lo que estamos haciendo es realmente divertido o tedioso. Quizá sea la mejor forma de comprobar si la actividad en la que estamos empleando ese tiempo nos gusta o no.

    Pero, en cualquier caso, el tiempo pasa y disponemos de 86.400 segundos al día para, tal y como dices, tratar de que la mayoría de ellos sean de los que se pasan rápido...

    O dicho de otro modo, "Cada segundo que vivimos es un momento nuevo y único del Universo, un momento que jamás volverá..." (Pau Casals).

    Fantástico post de nuevo, Marta. Me ha encantado!

    Besos

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