Perdona y gracias, de corazón

Perdóname, por no haber sabido pararlo a tiempo. Discúlpame por haber dejado que los dos nos cayéramos al abismo de la incomprensión y quedáramos suspendidos en el vacío de la falta de respuestas. Siento mucho no haber echado mano a tiempo del freno de emergencia y haberte arrastrado conmigo hacia el sueño de un futuro inexistente. Lo siento, créeme que lo siento. Pero no voy a poder prometerte, ni ahora ni nunca, que no se vuelva a repetir. 


Perdona que te haya descuidado todo este tiempo, que no haya sabido entender las señales que me enviabas en un código que no supe leer. Prometo aprender tu idioma la próxima vez. O prometo intentarlo al menos. Siento haberte olvidado en mi afán por vivir mi propio cuento de hadas. Lamento haberte dejado plantado en mi exilio voluntario, en mi viaje hacia ninguna parte. Quizá te silencié y sí estuviste junto a mí, todavía no lo sé. Lo tenía que intentar a pesar de tus consejos cifrados, tenía que caerme, hacerme daño, levantarme y volverme a caer. Prueba-error, esa es la fórmula de mi aprendizaje. Y sí, fue un error, ahora lo sé y ahora entiendo tus avisos. Pero trata de ponerte en mi lugar. Lo tenía que intentar, a pesar de ti. Perdóname por eso también. 

Perdona y gracias. Lo repetiría hasta que ambas palabras cobraran vida, sin miedo a gastarlas. Gracias por seguir latiendo conmigo a pesar de todo. Gracias por hacer borrón y cuenta nueva y ayudarme a empezar de cero. Gracias por comprender y respetar, por hacerme ver que seguirás conmigo y que seguiremos cayendo juntos, cuando tengamos que caer. Gracias por iluminar el pozo en el que a veces me sumerjo y por ser el faro y el guía cuando estoy sin estar. Gracias por tu paciencia, por haberme enseñado a lo largo de tres décadas a entenderte. A entenderme. 


Sin ti no sabría lo que es amar, no podría sentir. Sin ti no podría vivir. Sigue latiendo conmigo, en mí, muchos años más. Sigue poniéndole corazón a mis días y sigue haciendo que los pueda contar. 


"A un gran corazón ninguna ingratitud lo cierra, ninguna indiferencia lo cansa"
(Leon Tolstoi)


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