Un momento de debilidad

No te acostumbres porque sólo ha sido un momento de debilidad. Me confié y solté las cadenas de mi mente. Pensé que el tiempo había hecho su trabajo pero me equivoqué. Estos meses fueron sólo un espejismo, o quizá la recaída es parte de la cura. No te acostumbres, insisto, porque de las debilidades también se aprende y yo terminaré por aprender a no pensarte. 

Bajé la guardia y te volviste a colar en mis sueños y desde ahí localizaste sin problemas la puerta de entrada a mi vida. Otra vez. Una vez más. Volviste a mi mente como un huracán, como la corriente al final del pasillo al abrir las ventanas. Te colaste de nuevo en mi vida para arrasarlo todo, como el aire que mueve los folios sin control por la habitación, como ese viento que tira las hojas caducas de los árboles en otoño y que tiñe el suelo de marrón.


Volviste a mi vida real, aunque en sueños, con tu mejor cara, la misma que un día mostraste y que se esfumó a la primera de cambio. Sí, de eso me di cuenta enseguida, aunque quisiera fingir ceguera unos minutos más. Me hice la tonta, lo confieso. No eras quien pretendías ni mucho menos fuiste nunca quien yo hubiera querido. La historia fue y se fue y tú te marchaste con ella. Eché el cerrojo a mi puerta de los sentimientos. La cerré con fuerza y con ganas, pero no para siempre. En un momento de debilidad me dejé las llaves. Las dejé a la vista sin vigilancia, confiando en que el guardián de nuestra vida, el tiempo, habría hecho su trabajo. Y lo hizo, no quiero quitarle mérito, pero no le dimos tiempo a que pusiera punto y final a la tarea. 

Bajé la guardia, miré para otro lado y volviste a mi vida, pero a la imaginaria. Desde allí has vuelto a robarme horas de sueño y minutos de tranquilidad. Mi reloj ahora es tuyo y ya no hay espacios en blanco en mi mente porque todos ellos vuelves a ocuparlos tú. Sin saberlo, lo sé. Sin pretenderlo, también lo sé. Sin quererlo, de eso estoy más que convencida. 


Has vuelto, pero no para quedarte, nunca quisiste hacerlo y yo soy ahora quien no quiere que lo hagas.  Dile por ello a tu recuerdo que busque de nuevo la puerta, cruce el umbral de mi vida (sí, donde pone salida) y que no se preocupe, yo cerraré por dentro. 


"Vuelvo a pensar en ti pero no te acostumbres, sólo ha sido un momento de debilidad"
(#microrelato) 



Comentarios

  1. Muchísimas gracias, Prado!!! Siempre fiel al blog ;-)

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  2. Pon las llaves a buen recaudo, Marta. Nunca se sabe cuándo tu debilidad volverá a necesitarlas... :-) Jamás había escuchado la expresión "aprender a no pensarte" y me encanta. Está llena de significado. Enhorabuena por tu publicación de nuevo!

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