Cómo es la memoria. A veces no olvida nada y en ocasiones se le olvida recordar. Olvido selectivo. Memoria caprichosa. Cómo es la memoria que lo que hoy recuerdas con la perfección del detalle más mínimo mañana es sólo un agujero negro en el maravilloso mundo de tu cerebro, una página en blanco en el pasado de tu existencia. La memoria es amiga y enemiga a partes iguales. Es egoísta e indomable. Ella te brinda los recuerdos que quiere y no los que tú le pides. En ocasiones es amiga porque te proyecta imágenes bellas de momentos vividos, te ayuda a saber quién eres, lo que has conseguido y hacia dónde vas. Otras veces es perversa y te impide acordarte de aquello que en un instante te hizo feliz o te muestra esos retazos de vida que habrías querido olvidar.
Tu memoria, amigo, también es caprichosa. Hoy no te acuerdas de nada de lo vivido. Hoy no recuerdas ni mi voz ni mi nombre. Tal vez sí. Pero de lo que seguro no te acuerdas es de cómo me mirabas, del modo en que rozabas la piel de mi mejilla, mi espalda. No recuerdas aquellas palabras que, sentados en ese frío sofá, salían de tu boca y, entendía entonces, también de tu corazón. Nada queda en el archivo de tu memoria de aquel café hasta altas horas de la madrugada y de ese beso de despedida que no pretendía adelantar lo que estaba por venir. No fue, en ningún caso, un beso de despedida. Aunque en realidad lo era. Ahora lo sé. Para mí entonces sólo fue un beso más. El beso. El gesto que expresaba lo que también anunciaban tus ojos, esa mirada. Gestos que dicen más que las palabras. Palabras que fluyen en la intimidad de una pequeña luz en una esquina de un amplio salón. Entonces todo. Ahora nada. Vacío. Sólo el vacío de tu memoria.
Imagino ahora que tuviste que hacer limpieza en el almacén de tu memoria para poder almacenar nuevos recuerdos. Los míos, imagino también, se fueron a las cajas del reciclaje. Para qué acumular cosas inservibles, debiste pensar. Nuestros recuerdos, sin embargo, tienen un lugar privilegiado en mi memoria. No olvido, aunque quiero, aquellas largas conversaciones sobre la vida que terminaban en un pacto o en una declaración. No olvido, aunque quiero, tu voz entre susurros. Tampoco aquel momento tuyo y mío. El único. El eterno. Ese momento que ya nadie podrá cambiar, que pasó y que no pasará.
La memoria es caprichosa. No hay dos iguales. Lo que yo recuerdo tú ya lo has olvidado. Lo que tú quieres recordar, espero que caiga en mi olvido.
"Cómo es la memoria, en ocasiones se nos olvida recordar"
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